Dimensión arqueológica de La Habana

ARTÍCULO

DIMENSIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA HABANA

POR: RAFAEL ACOSTA DE ARRIBA

Recientemente, a propósito de los aniversarios 502 de la ciudad y 25 de Ediciones Boloña, fue presentado el volumen La Habana. Dimensión arqueológica de un espacio habitado (2020), una coedición de Ediciones Boloña y Ediciones Polymita, con la coordinación de Roger Arrazcaeta Delgado, director del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad. 
 
Se trata de un hermoso libro, tamaño libro de arte, con elegante diseño de Jorge Méndez, y un destacable nivel de impresión y encuadernación por Egondi Artes Gráficas, de España. La edición estuvo a cargo de la experimentada Silvana Garriga, una de las más reconocidas editoras cubanas, Premio Nacional de Edición, y la dirección editorial lleva la firma de Julio A. Larramendi, fotógrafo de una obra notable y con una producción de libros que hace rato merece un reconocimiento mayor. Este equipo nos ha regalado un bellísimo ejemplar donde se puede apreciar tanto la prestancia del volumen como la calidad de los textos contenidos en él. 

Con un prólogo de la historiadora Alicia García Santana, miembro de número de la Academia de Historia de Cuba, el libro está dedicado a Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, y mayor impulsor del trabajo arqueológico y cultural en La Habana Vieja. Abre con un fragmento de uno de sus parlamentos en el documental que le realizara Luis Alberto García, así como con fragmentos de la presentación que le hizo Eusebio a la revista Gabinete de Arqueología nro. 12., en agosto de 2018. Son palabras de reconocimiento de Leal a los arqueólogos, a las arqueólogas de manera especial y al valor de esa publicación, a la que consideró “una defensa de la arqueología”. Ahora el libro se vuelve un reconocimiento a la inversa. 

El prólogo de García Santana es el texto de una conocedora en la materia; ella enumera los diferentes contenidos del libro y pone los puntos sobre las íes en cuanto a ponderar su contenido teórico y académico. Así lo dice: “El texto que el lector tiene en sus manos viene a compensar, en lo que a La Habana Vieja se refiere, ese vacío, en tanto saca a la luz el sostenido trabajo de investigaciones realizadas por el Gabinete Arqueológico de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana sobre uno de los solares histórico-arqueológicos más relevantes del país, si no el más: el asiento de la villa de San Cristóbal de La Habana”. Con estas palabras, la prologuista nos introduce en la posterior lectura y se agradece por esa mirada panorámica del libro, de sus ensayos y estudios, 248 páginas de conocimientos especializados, con una graficación de primer nivel. 

Los especialistas compilados abordan diferentes temas relacionados con la labor institucional de la Oficina del Historiador de la Ciudad en las excavaciones e investigaciones arqueológicas en un espacio habitado, entre ellos: las delimitaciones para el estudio de las zonas sur y norte de la ciudad, “un enigma de más de 500 años”, al decir de su autor Roger Arrazcaeta; el origen y desarrollo de la villa devenida urbe; el legado material indígena encontrado en el subsuelo capitalino; la bahía de La Habana como objeto específico de estudio; la historiografía del comercio, producción y consumo en la ciudad, y las diferentes participaciones en investigaciones arqueológicas que tributan a la narrativa de ciudad y nación. 
 
El libro cuenta, además, con un Glosario de términos especializados (una ayuda eficaz para el lector no demasiado informado), una Bibliografía General, que mucho se agradece y, por último, las fichas curriculares de los autores, verdaderos especialistas en la materia: Marcos Antonio Acosta Mauri, César Alonso Sansón, Carlos Albero Hernández Oliva, Osvaldo Martínez Vázquez, Karen Mahé Lugo Romera, Sonia Menéndez castro, Rosalía Oliva Suárez, Rebecca Ortiz Linsuaín, Beatriz A, Rodríguez Basulto, LisetteRoura Álvarez y los ya mencionados Alicia García y Roger Arrazcaeta. 

El apoyo gráfico de los textos es sencillamente notable, es un libro que se puede leer con placer retiniano, además del fundamental placer del conocimiento que nos aporta. Visualmente hablando, cubierta, contracubierta, guardas, fotos e ilustraciones son un objeto de diseño bellísimo, un libro para coleccionar después de ser leído como merece. 

En 2018 Ediciones Polymita había presentado Cuba: arqueología y legado histórico, otro texto extraordinario sobre la misma temática, también con la dirección editorial de Julio A. Larramendi y con la asesoría, como editor científico, del reconocido profesor de la Universidad de La Habana, Armando Rangel Rivero. Esta disciplina de las ciencias sociales cubanas no es de las más privilegiadas editorialmente y la salida a la luz de cualquier libro sobre ella debe ser siempre resaltada. 

Si en aquel libro la arqueología del legado aborigen precolombino tiene el acento mayor, la nueva entrega de Polymita y Boloña enfatiza en las investigaciones de los restos visibles de la antigua villa de San Cristóbal de La Habana, génesis de la ciudad que proliferó en los siglos subsiguientes y actual capital de Cuba. De manera que resulta un relevante aporte a la divulgación de una disciplina científica por lo general silenciada o con poca literatura a su favor. 

Es, además, un homenaje a la labor de decenas de arqueólogos e investigadores, de cientos de personas que, a lo largo de décadas, han examinado los suelos, edificaciones y diferentes zonas de la ciudad y su bahía, en busca de los restos de información que pueda haber en ellos. En ese sentido es un homenaje a la intensa y ardua labor investigativa del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, a sus trabajadores y directivos, verdaderos científicos. 

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