En el aniversario 150 del fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina

ARTÍCULO

EN EL ANIVERSARIO 150 DEL FUSILAMIENTO DE LOS OCHO ESTUDIANTES DE MEDICINA

POR: JULIO A. LARRAMENDI

Cadáveres amados, los que un día 
Ensueños fuisteis de la patria mía 
 
Así comienza José Martí sus versos dedicados “A mis hermanos muertos el 27 de noviembre”. 
 
Hoy Cuba, desde La Habana, rindió múltiples homenajes a los ocho estudiantes de Medicina que en 1871, a pesar de ser inocentes de los crímenes que se les imputaban,  fueron juzgados, condenados y fusilados por el simple “delito” de ser cubanos, en medio de una gesta libertadora que azuzó el odio, el rencor y el miedo a la derrota de los defensores, criollos y españoles, del colonialismo. 
 
Mucho se ha escrito de aquellos hechos bochornosos, desde “El 27 de noviembre de 1871”, texto imprescindible de Fermín Valdés Domínguez, acusado también en aquellos días trágicos y gran vindicador de sus compañeros, hasta las investigaciones del historiador Luis Felipe Le Roy Gálvez, en particular, “La inocencia de los estudiantes fusilados en 1871”, conferencia que sintetiza su minucioso libro A cien años del 71. El fusilamiento de los estudiantes. Más allá de contradicciones puntuales, ambos autores demuestran y defienden la inocencia de las víctimas, primeros mártires universitarios en La Habana y en Cuba. 
 
Fueron igualmente jóvenes los miles de estudiantes y trabajadores habaneros que se reunieron en la escalinata de la Universidad y marcharon, con el presidente Miguel Díaz-Canel al frente, por toda la calle San Lázaro hasta el monumento que recuerda el crimen, en el lugar donde ocurrió. Mucha energía hubo en ese mar lleno de sueños, que con paso rápido se adueña de la Historia. 
 
Más tarde, en la Acera del Louvre, a la entrada del hotel Inglaterra, el historiador Félix Julio Alfonso, siguiendo una tradición iniciada por Eusebio Leal, rindió tributo a los estudiantes y a Nicolás Estévanez, capitán del Ejército español que protestó públicamente contra el fusilamiento, renunció a su carrera y regresó a la Península, donde nunca se arrepintió de su actitud, pues para él, “Antes que la Patria están la Humanidad y la Justicia”. 
 
En otro homenaje menos divulgado pero igual de sentido, los abakuá, con sus cantos y bailes a ritmo de tambores y cencerros, recordaron a cinco jóvenes miembros de su fraternidad que en un acto casi desesperado intentaron salvar a los estudiantes condenados. En una discreta esquina del Parque de los Mártires, con ofrendas florales, poesias y arengas, presentaron su propuesta de monumento para recordar a sus hermanos asesinados aquel mismo día. 
 
Por último, en el portal del Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, donde el entonces Segundo Cabo, en ausencia del conde de Valmaseda, firmó la sentencia del fusilamiento, se presentó el libro Con un himno en la garganta. El 27 de noviembre de 1871: investigación histórica, tradición universitaria e Inocencia, de Alejandro Gil, un volumen coordinado por José Antonio Baujín y Mercy Ruiz que reúne la amplia documentación que sirvió para elaborar el guion de la conmovedora película del cineasta cubano Alejandro Gil sobre aquellos infaustos hechos. 
 
Día de homenajes, meditación y gratitudes. 

FOTOS

16+